INTRODUCCIÓN:
Orar es derramar de modo sincero, consciente y afectuoso el corazón o alma ante Dios, por medio de Cristo, en el poder y ayuda del Espíritu Santo, buscando las cosas que Dios ha prometido, o que son conforme a su Palabra, para bien de la iglesia, con fiel sumisión a Su voluntad.n John Bunyan
OCHO ELEMENTOS DE LA ORACIÓN QUE AGRADA A DIOS.
DEBEMOS ORAR A DIOS:
- Con transparencia y sinceridad.
- Con el entendimiento.n Con entrega y deseo.
- Con el poder y ayuda del Espíritu Santo.
- Con apego a las Escrituras.
- Con deseo de edificar a su Iglesia.
- Con disposición de hacer su voluntad.
- Con constancia y perseverancia.
I. CON TRANSPARENCIA Y SINCERIDAD
- Cuando hablamos de transparencia y sinceridad, estamos hablando de que en nuestra conversación con Dios, no podemos pretender que haya nada oculto, pues Dios lo ve y lo conoce todo.
- El rey David muestra su sinceridad en el Salmo 66:17,18 cuando dice: “A él clamé con mi boca, Y fue exaltado con mi lengua. Si en mi corazón hubiese yo mirado a la iniquidad, El Señor no me habría escuchado.”
- La transparencia y sinceridad es algo fundamental para nuestra vida de oración, pues Dios no puede ser engañado y él aborrece el corazón hipócrita, esto se muestra en Oseas 7:14 cuando dice: “Y no clamaron a mí con su corazón cuando gritaban sobre sus camas; para el trigo y el mosto se congregaron, se rebelaron contra mí.”
II. CON EL ENTENDIMIENTO
- Cuando estamos hablando de orar con el entendimiento, estamos diciendo que debemos saber conscientemente lo que estamos orando como dice 1 Corintios 14:15.
- Asimismo tenemos que estar conscientes de nuestra condición de pecado y de nuestra necesidad de misericordia, así como de la manera en que debemos dar gracias a Dios por todo lo que nos ha provisto Salmos 38:6; 77:2; 116:3,4 y Salmos 103:1-5.
- Orar con el entendimiento, es orar sabiendo nuestra condición delante de Dios y nuestra necesidad de misericordia, así como teniendo el deseo de dar a Dios gracias por todo lo que nos ha dado en su amor.
III. CON ENTREGA Y DESEO
- Orar con entrega y deseo es orar ardientemente, entendiendo la necesidad que tenemos de Dios Salmo 42:1-3 “Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, Así clama por ti, oh Dios, el alma mía. Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo; ¿Cuándo vendré, y me presentaré delante de Dios? Fueron mis lágrimas mi pan de día y de noche, Mientras me dicen todos los días: ¿Dónde está tu Dios?”.
- En Lucas 22:44 se nos dice que el Señor Jesucristo oraba intensamente al Padre cuando estuvo en agonía.
- Otros pasajes de las Escrituras nos hablan abundantemente del deseo que debe haber en el corazón del creyente de estar en la presencia de Dios.
- Orar con entrega y deseo identifica al que ama a Dios.
IV. CON EL PODER Y AYUDA DEL ESPÍRITU SANTO
- No hay un pasaje más explicito concerniente a este punto que Romanos 8:26 cuando vemos que dice: “Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles”.
- Ningún ser humano podrá por mucho que se esfuerce orar a Dios correctamente sin el poder y la ayuda del Espíritu Santo.
- Los creyentes tenemos que entender la función de cada persona de la Trinidad, para orar al Padre, en el nombre de Cristo y por medio del Espíritu Santo.
V. CON APEGO A LAS ESCRITURAS
- Una oración correcta y bíblica, es aquella que se encuentra dentro de los principios y mandamientos de las Sagradas Escrituras.
- Dios mismo nos muestra en Santiago 4:3 que muchas veces no recibimos respuesta a nuestras oraciones porque no pedimos como conviene, cuando dice: “Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites.”
- La oración efectiva que agrada a Dios es la oración que hacemos conforme a su Palabra y de acuerdo con sus propósitos y planes, pues de lo contrario no tendremos respuesta a nuestra oración.
VI. CON DESEO DE EDIFICAR A SU IGLESIA
- El Señor Jesucristo hizo una oración intercesora por su Iglesia y en ella trata de pedir al Padre que su Iglesia sea edificada.
- Su oración intercesora de Juan 17 dice: “Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste. La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno. Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado”.
- Dios desea que su iglesia le glorifique como dice Filipenses 1:9a11.
VII. CON DISPOSICIÓN DE HACER SU VOLUNTAD
- Cuando oramos es propicio orar conforme a la voluntad de Dios y debemos estar dispuestos a hacer su voluntad.
- Muchos son los que se preguntan ¿Cuál es la voluntad de Dios para mi vida? Y piensan en sus propios beneficios y no en agradar a Dios.
- Esto no es correcto, 1 Tesalonicenses 4:2-7 declara: “Ya sabéis las instrucciones que os dimos por el Señor Jesús. La voluntad de Dios es vuestra santificación: que os apartéis de fornicación; que cada uno de vosotros sepa tener su propia esposa en santidad y honor, no en pasión desordenada, como los gentiles que no conocen a Dios; que ninguno agravie ni engañe en nada a su hermano, porque, como ya os hemos dicho y testificado, el Señor es vengador de todo esto. Dios no nos ha llamado a inmundicia, sino a santificación”.
VIII. CON CONSTANCIA Y PERSEVERANCIA
- A veces los cristianos, estamos tan preocupados por la forma, o por la posición en que oramos y no nos damos cuenta de que todo esto es irrelevante frente a la importancia que Dios le da a la constancia y a la perseverancia de la oración.
- Es el apóstol Pablo el que nos dice en 1 Tesalonicenses 5:17: “Orad sin cesar”. Haciéndonos entender que lo importante es, que no dejemos de orar en ningún momento.
- Una persona que ama a Dios desea estar permanentemente en contacto con él.
- Este dirá cada día como dijo el salmista en el Salmo 63:1: “Dios, Dios mío eres tú; De madrugada te buscaré; Mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela, En tierra seca y árida donde no hay aguas, Para ver tu poder y tu gloria, Así como te he mirado en el santuario”.
CONCLUSIÓN Y APLICACIÓN:
- Con transparencia y sinceridad.
- Con el entendimiento.n Con entrega y deseo.
- Con el poder y ayuda del Espíritu Santo.
- Con apego a las Escrituras.
- Con deseo de edificar a su Iglesia.
- Con disposición de hacer su voluntad.
- Con constancia y perseverancia.