Teresa Figuereo de Khoury

Teresa

Han pasado 36 años de ese paso que di y cuando lo hice, lo hice sin realmente saber lo que había hecho, creía yo que había sido una decisión mía, no sabía que Dios me tenía a mí desde antes de crearme ya dispuesta para que yo me convirtiera.

A principio fue difícil, porque yo pensaba que era por moda el ir fija los domingos a la Iglesia, luego me dijeron que los miércoles había Instituto Bíblico y entonces me animé a ir para poder salir de mi casa y dejar a los niños acostados, y poder hacer cosas que yo quería, pero que realmente era para salir de la casa, luego después me resultaba pesado, entonces faltaba y a veces me quedaba durmiendo y no iba y ponía mucho pretexto para no congregarme. Luego me comenzó una condición visual que me dejó ciega y ahí inició un problema depresivo el cual desencadenó otros problemas de salud como hipotiroidismo e hipertensión. Esto hizo que no quisiera levantarme de la cama y de repente un día sentí la necesidad de pararme de la cama, me bañé de pie a cabeza y vi un cuadro que tengo en mi habitación colgado que dice: “Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas.” y resulta que levanté la mano derecho hacia arriba como señal de que necesitaba ayuda y seguí llorando mucho y luego entendí que eso no fue por casualidad sino que Dios quería que yo no lo abandonara, porque Él me había salvado y eso fue una forma de refugiarme en El.

Entonces volví nuevamente a congregarme regularmente, a estudiar la palabra y a Buscarle. Me inscribí en el Instituto Bíblico de la Iglesia y fui buscando y estudiando, y de esa forma entendí que para los que amamos a Dios toda obra para bien, hasta las enfermedades; que es mejor que yo entre al Reino de los Cielos sin poder ver, que no estar ahí teniendo buena visión. Así es que todo lo que fui aprendiendo me llenó de una manera tal que hoy en día todo se lo debo a El: mi vida, mi matrimonio, mis hijos, mi salud, porque, aunque no puedo ver, tengo la capacidad de llevar mi vida de una manera normal, de una vida llena de gozo con el fruto del Espíritu en mi corazón y sintiendo que de verdad estoy plenamente convencida de que estoy viviendo por fe y no por ver. Claro que todos esos conocimientos se lo debo a mi Iglesia de Convertidos a Cristo, la cual me ha ido capacitando no solamente en los estudios bíblicos sino también en reuniones, visita de hermanos, en la forma de aprender a usar la tecnología. También en la Fundación Dominicana de Ciegos aprendí a usar estas tecnologías para seguir aprendiendo cursos.

Tengo 2 familias, la de ICC y mi familia de sangre. ¡Gracias Señor por tanto!

Los animo a todos los que estén en situaciones parecidas que se aferren a la Roca, que es Cristo.