Veremos en el texto que Dios le dio una orden al rey Saúl: Destruye a Amalec y todo lo que tiene, es decir que el rey Saúl tenía que erradicar por completo al pueblo de Amalec. (vs 2-3)
Saúl destruyo a Amalec, pero no por completo, (vs 7-9). Saúl y el pueblo dejaron con vida al rey Agag y no destruyeron lo mejor de las ovejas y del ganado de Amalec, desobedeciendo la orden que Dios les dio.
I. Dios no es indiferente a nuestra desobediencia. V10-11
II. Es imposible tratar de justificar nuestra desobediencia (vs 12:15)
III. Dios quiere primero nuestra obediencia antes que nuestros sacrificios (vs 18-23)
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